Lina y Ángeles, dos amigas de la infancia, se vuelven a encontrar después de 11 años, en un café muy acogedor de su Huelva natal.

Ángeles tuvo que emigrar a Alemania con su familia tras la Guerra civil, y es allí donde se convirtió en una mujer. Volvió a España hace dos años cuando sus padres fallecieron. Se afincó en Madrid, donde empezó a trabajar de dependienta en las Galerías Velvet, ubicadas en el número 34 de la Gran Vía madrileña. Las Galerías Velvet era el lugar al que todo el mundo desearía ir de compras al menos una vez en la vida.

Ángeles hacía su día a día rodeada de los trajes más elegantes, sofisticados y caros del momento. En esos años, además de trabajar de dependienta, ayudaba a la modista en sus horas libres, con lo que aprendió mucho del diseño de moda de la época. Mientras sus compañeras salían al ambigú, ella dedicaba parte de las noches a crear bocetos que posteriormente confeccionaba.

Ahora Ángeles vuelve a Huelva con la intención de montar su propio Atelier de moda, donde diseñará y confeccionará trajes a medida para las mujeres de la alta sociedad de Huelva, al menos ese era su sueño.

Lina, su amiga, se quedó en Huelva con su familia. Lina pertenecía a una familia humilde de vaqueros en los años de la guerra, pero tras ésta su abuelo empezó a trabajar como vaquero de la plaza de Toros de La Merced. Así que, Lina pasó a ser una adolescente de la alta sociedad onubense. Empezó a estudiar y conoció a su actual marido, un banquero de alto prestigio.

Cuando Ángeles y Lina se encuentran después de tantos años… les da mucha alegría, pero se dan cuenta que ninguna de las dos es esa niña que dejaron atrás.

Ángeles le cuenta muy emocionada a su antigua amiga su idea de montar el Atelier de moda y le enseña el vestido naranja de corte princesa midi que lleva puesto, es uno de los modelos que creó una de esas noches en vela en las Galerías Velvet.

Lina también tenía una buena nueva para su amiga, desde hacía tres meses estaba en cinta, esperaba una niña que se llamaría Julieta, como su difunta abuela.

Ángeles vuelve a Huelva sola, sus padres murieron en Alemania y no tenía pareja, pero ha ahorrado algo de dinero para empezar un pequeñito taller en una de las habitaciones de su antigua casa familiar.

Lina mientras lee unos versos de un libro de poesía, queda pensativa y de repente le hace una propuesta…

Quiere que sean socias para poder abrir un Atelier más grande en la céntrica Calle Concepción de la capital onubense. Ángeles no da crédito a sus palabras y llena de emoción le dice a su amiga Lina: “Llamaremos al Atelier Dulce Julieta”.

Y es así como empieza una nueva historia entre dos amigas de la infancia que unen sus sueños en uno.